Tengo que sacarlo de mi o me envenenará. Ayer fui un testigo cobarde de lo injusto que es esta sociedad igualitaria o diversa, pero no equitativa. Esperando a alguien, en una ciudad cualquiera en una calle peatonal cualquiera, tengo delante de mi un Opel Vectra con matrícula ****D**, aparcado dentro de la zona peatonal, entre dos asientos, uno de ellos colmado de adolescentes en bicicleta. En mi periodo de palomero en vía pública, me encuentro a la grúa municipal, policía local a bordo, entrando en la zona y procediendo a la labor de enganche y facturación del Opel, por estacionamiento indebido. Es una operación rápida, de un profesional que ha hecho esto ya cientos de veces y en poco más de cuatro minutos, grúa y vehículo infractor se dirigen hacia el fondo de la calle, de camino al Depósito Municipal. El hombre, en adelante conductor espabilado, por ahorrarse la zona azul, acababa de gastarse 200,00€ entre multa y arrastre. Es lo que hay. Pero mi espera seguía y el conductor apareció... y resulto ser un hombre con una cojera indisimulable y cierta chepa que evidenciaban problemas de columna, con un boletín sanitario en la mano izquierda, directamente remitido del edificio colindante y las llaves de su vehículo en la mano derecha. El bueno del paisano se llegó hasta el mismo punto de donde estaba su vehículo sin encontrar puerta que abrir. Y es en este punto donde apareció mi cobardía, pues nada le dije al hombre, que pronto fue informado por los chavales sentados en el banco, porque me estaba entrando una mala hostia de cagarse. Pues, eh aquí que justo en el otro lado de esta zona peatonal, existen tres plazas de minusválidos y una de ellas se encontraba ocupaba por un BMW X6 M, negro y flamante y posiblemente con un par de años por la matrícula. Este es, posiblemente del mercado, uno de los coches más incomodos para un impedido, pero allí estaba, con su tarjetita impoluta, justo en el centro del salpicadero y con el capó totalmente frío, telúricamente frio, de haber estado allí toda la puta tarde.
Así que sí, yo soy un cobarde, porque formo parte de una sociedad que impone a un hombre con carencias evidentes de movilidad, un recargo económico de 200,00€ en un coche de 600,00€, mientras que a uno de 100.000,00€, con necesidades de contorsionista en su acceso y que difícilmente le entra una silla de ruedas en su maletero, le ahorro la zona azul y le pago el 17% del IVA, el impuesto de matriculación y el de circulación, de por vida, del coche claro, porque a conseguido un trozo de papel azul que dice que... alguien tiene un grado superior a un 33% de incapacidad. Soy cobarde porque me he bebido la propaganda de la igualdad y la diversidad, y sólo de vez en cuando, en mi resaca publicitaria, me acuerdo que una sociedad justa es una sociedad equitativa.
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AuthorDesde 1995, estoy profesionalmente involucrado en la Gestión del Tráfico. He convivido con dos generaciones de Ingenieros de Tráfico y he vivido en primera persona la evolución, en el entorno urbano, de la idea conceptual, a la moda ideológica. Plasmó aqui algunas y sus resultados. Archives
Marzo 2023
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