Fue en la Conferencia de las Naciones Unidas de Estocolmo, (junio de 1972), la primera demostración de la preocupación mundial por el medio ambiente, y donde se reunierón los representantes de las naciones para evaluar el estado del planeta Tierra. Fue aquí, donde el ecologismo nació y se dividió en dos movimientos ambientalistas: antropocéntricos y ecocéntricos. Los primeros se basan en la superioridad del ser humano respecto al resto de los seres vivos y proponen medidas para la explotación de los recursos y la conservación de la naturaleza desde el punto de vista de su utilidad para las personas. Los segundos en cambio niegan el derecho del ser humano para disponer a su antojo de estos recursos, y lo sitúan al mismo nivel que el resto de los seres vivos. Fue el segundo movimiento el que promulgó la línea ecologista desde el punto de vista político, mientras la primera se ceñía a pautas económicas y empresariales, mejorando el impacto ambiental en minas a cielo abierto y obligando a devolver la zona a parámetros medioambientales compatibles, una vez finalizada la explotación Esto las fue distanciando y catalogando en modelos, muchas veces encontrados, especialmente en los países desarrollados donde la teoría política impera sobre la práctica. De este modo, para uno de los discursos ecologistas, nunca ha sido un problema la explotación de recursos fósiles terrestres y marítimos en la península escandinava, ni utilizar la energía nuclear como recurso de generación eléctrica y nadie ha cuestionado nunca su implicación en las políticas ecológicas, basadas en el referente antropocéntrico antes descrito. Y desde luego, si existe un modelo económico-político guionizado como progresista en el mundo es precisamente el modelo escandinavo. Pero en cuanto se sobrepasan sus fronteras por el sur, el panorama cambia por completo y la imperante visión ecocéntrica, implica un ataque frontal a todo modelo de explotación por ser implícitamente manipulador del ecosistema. Este continuo modelo revisionista y de confrontación, es muy bien acogido por la cultura de los 80 y 90, donde el modelo capitalista y comunista aún seguía en alza bajo los parámetros viejunos del señor gordo, viejo, con chaqué y puro para el primero y el joven fuerte, musculado y bien parecido y al que el primero mantenía bajo su bota para que no le hiciese competencia. Más tarde, mucho más tarde, una parte de las personas que fomentaron y apoyaron este modelo, comenzaron a mostrarse muy autocríticos con el monstruo que habían alimentado y la necesidad de converger de ambos modelos… y fueron debidamente devorados por el monstruo, que había pasado de un modelo ideológico-político a un modelo económico con pingües beneficios colaterales. El paralelismo entre ecología y movilidad no es fruto de la casualidad, sino una consecuencia de la primera. En los años cincuenta y sesenta, los modelos de movilidad expresaban claramente una tendencia al cambio en las formas de desplazamiento. El ejemplo típico es el modelado de la ciudad de Copenhague y su plan de los cinco dedos, donde se ofrecía una alternativa al vehículo privado mediante una racionalidad de los modelos de transporte colectivo, alternando la primera o la última etapa del trayecto con el desplazamiento a pie o en bicicleta. Este modelo, obtenía sus objetivos, ofreciendo al usuario una alternativa más capaz que su actual modo de desplazamiento. El usuario por tanto, no era condicionado, sino beneficiado por un cambio de modelo cuyas pautas de trabajo mejoraban el anterior. La ciudad era beneficiaria de una sustitución de un modelo individual por un modelo colectivo, sin tener que preocuparse de un cambio de modelo irracional, ya que la metodología ofrecía la alternativa colectiva, siendo ésta mucho más beneficiosa para la estructura. La convergencia de objetivos, impedía patrones de modelos que no beneficiasen a ambos implicados (usuario y ciudad). Este es un claro ejemplo de un modelo de movilidad sostenible consensuado que necesita de una planificación y realización activa por parte del propietario de la estructura (la entidad pública) y tenía como fin beneficiar al usuario (el ciudadano). En la década de los 80, el modelo cambio conceptualmente, siendo puesto en práctica a partir de los años 90. No se trataba un cambio de modelo, se trataba la extirpación del mismo. Como en el ecologismo, se promovió la eliminación activa de la movilidad (en aquella época la del motor térmico), sin sustitución visible. En este escenario entra la bicicleta, no como una alternativa, que no lo es ni lo puede ser, sino como un arma para romper la estructura consolidada. En esta época, sobre todo en internet, pueden leerse conceptos como la lucha por el espacio, la eliminación de todos los modelos de preferencia (no es difícil leer textos que asumen como incuestionable la no obediencia a los semáforos de tráfico, pero también a la preferencia del peatón mientras transita por un paso de peatones), o la ocupación de toda la sección de la calle independientemente de su direccionamiento. Como la visión ecocéntrica, su único objetivo es la destrucción, no la renovación o la mejora, si no la destrucción de una estructura consolidada. En común con la lucha del sector ecologista, en principio, esta lucha fue bien vista por muchos sectores. No tardaron en aparecer firmes defensores de este concepto, utilizando principalmente como eje de su razonamiento el modelo de los países bajos, que conceptualmente es un modelo doméstico y que difícilmente puede ser exportado a otro tipo de geografías. Entraron en juego, bajo diferentes prismas, modelos estructurales, que no pretendían ofrecer al usuario nuevas opciones, sino que le obligaban a disminuir los beneficios que le aportaba el actual modelo de movilidad sin ofrecerle alternativa. Así nace el concepto que denominamos movilidad sustentable o, pon una glorieta en tu vida. La instalación de este tipo de intersecciones, está refrendada por un concepto que no es cierto, aunque es verdad, pero no toda la verdad, lo que es peor que una mentira. Se basa en que la capacidad de esta intersección es superior a la de una regulación semafórica, lo que es cierto. Sin embargo, no es cierto que la capacidad sea superior en todos los casos a una regulación semafórica, lo es sólo cuando los viarios son unicarriles y bidireccionales y el reparto en la malla origen destino es relativamente equilibrada. En cualquier otro caso, dicha afirmación no es cierta.
La consecuencia y el objetivo, era reducir la velocidad de paso del vehículo de motor, aumentando su densidad y por tanto empeorando el grado de saturación de la zona. La seguridad vial de peatones y ciclistas es claramente inferior a cualquier otro tipo de intersección y la campaña ofertada sobre la siniestralidad del vehículo motor en las intersecciones semaforizadas estuvo perfectamente orquestada para conferir a estas un grado de inseguridad que nunca han tenido. Si alguien pone en duda esta afirmación, que recuerde su propia experiencia: circulando por cualquier ciudad, con cualquier vehículo, a cualquier hora del día en cualquier día de la semana, solo o con su familia; ¿cuántas veces ha levantado usted el pie del acelerador ante un semáforo en verde?, ¿su conducta es la misma ante otro tipo de intersección o regulación? Tímidamente, algunas personas han empezado a ver el monstruo; son personas (como yo) que han visto a los bomberos no poder entrar a una zona repleta de maceteros, que han visto una camilla rebotar por las baldosas en un paseo interminable mientras llevaba un ser humano con una aorta dañada, saltando arriba y abajo entre bordillos, carriles bici y elementos disuasorios de estacionamientos indebidos. Pero la premisa de la visión ecocéntrica, es extinguir al vehículo motor, independientemente de si éste recorre 500 metros diarios o 50 kilómetros. Tampoco necesita conocer este dato porque su objetivo no es aportar al usuario algo mejor, sino retirarle algo que ya tiene. Este es el camino fácil que hemos decidido recorrer.
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AuthorDesde 1995, estoy profesionalmente involucrado en la Gestión del Tráfico. He convivido con dos generaciones de Ingenieros de Tráfico y he vivido en primera persona la evolución, en el entorno urbano, de la idea conceptual, a la moda ideológica. Plasmó aqui algunas y sus resultados. Archives
Marzo 2023
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