La primera vez que se habló de rutas seguras Safe roots to school fue en Odense (Dinamarca) en los años setenta. Pero fue en los noventa cuando las iniciativas de caminos escolares comenzaron a consolidarse en Europa y en países anglosajones como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Es el proceso de protección de la movilidad de la comunidad escolar por una red de itinerarios ya consolidados con preferencia peatonal, o con unos mínimos de seguridad peatonal, con un foco atractor en los centros escolares.
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